Buf… ayer fue un día duro, y hoy… bueno, un poco también lo está siendo. Ayer Raúl, Raúl González Blanco, anunció su salida del Madrid.
Yo reconozco que fui de los que no tragó a Raúl en sus comienzos. Aquel niñato saltó al campo retirando al Buitre, y eso no se perdonaba tan fácil. Pero eso solo fue un tiempo, porque aunque le pese a alguno, muy pronto empezó a superar la leyenda que Butragueño había escrito. No se cuando me convertí al Raulismo, solo se que desde hace ya muchos años, una pila de ellos, en lo que a futbol se refiere, para mi, Raúl está por encima de todo y todos.
Por aquella época yo era de Michel, Butragueño y Buyo, pero su desaparición de las líneas titulares del Madrid no fueron excesivamente traumáticas porque llegaban continuamente recambios que te devolvían la ilusión de nuevo: Zamorano/Amavisca (esto debería ser un solo nombre), Laudrup…, pero cuando ellos salieron del Madrid, el 7 fue ganándose un huequito en mi corazón futbolístico, hasta el punto de convertirse en el único. Por encima incluso de Buyo y Laudrup (palabras mayores para los que me conocen bien).
Hoy es el primer día del nuevo ciclo madridista. ¿Recambios? Yo no los encuentro. Ahí están Iker y Sergio Ramos, pero les va a costar, no va a ser fácil que lleguen a cubrir lo que Raúl deja.
De los apelativos que se le han ido poniendo durante estos años, me quedo con tres: “El 7 del Madrid, El 7 de España” pese a que a muchos les pese (aquí si, buen sustituto Ramos), “El Gran Capitán” con permiso de Fernando Hierro, claro. Pero sobre todo, el que mejor define para mi lo que era Raúl y la injusticia que había siempre para/con el, el que más me ha emocionado cuando lo he escuchado gritar en esas tardes de Carrusel, es el que Manolo Lama (grande Lama, pese a quien pese) irónicamente reivindicaba en contra de algunos compañeros de su equipo: “Gol del 7, Gol de Raúl, gol DEL QUE NUNCA HACE NADA”.
De los gestos… bueno, yo creo que está claro. Cuando todo el mundo empezó a pensar que estaba acabado (sigo sin entender por qué), cuando un Luis Aragonés absurdo decidió que Raúl iba a ser la cabeza de turco por el mal resultado de su selección, Raúl empezó a reivindicarse con rabia tras cada gol: manos por encima de los hombros, pulgares hacia dentro y gesto firme señalando lo que muchos deberían grabarse a fuego en sus manos para no dejar de verlo nunca: un nombre – RAÚL - y un numero – 7 –.
Me quedo con muchos momentos, no voy a poner cuales porque ni si quiera yo soy capaz de clasificarlos, pero lo que si que soy capaz ordenar son los malos tragos, y por encima de todo está la Selección. La Selección le debe algo. Para mi, parte de los dos grandes logros de la Selección de estos dos últimos años pertenecen también a Raúl, no tengo ninguna duda.
Vaya donde vaya, nuestro corazoncito se dividirá y guardará un pedazo para unos nuevos colores.
“Gol del 7, Gol de Raúl, gol DEL QUE NUNCA HACE NADA”. Si, nunca hizo nada… será eso.
Hasta siempre Capitán!!